Antofagasta es una ciudad de tamaño medio (con una proyección de habitantes para el 2024 de 444.276, según el Censo 2017) ubicada en la región norte del país. Su economía se basa principalmente en las actividades primarias (minería), donde se destaca la presencia de grandes empresas. Además, se ha convertido en el centro universitario de referencia de la región, atrayendo a sus universidades estudiantes de otras localidades vecinas. Precisamente, el crecimiento de su población, junto con un elevado poder adquisitivo y nivel de estudios, son factores que ofrecen un contexto potencialmente favorable para el surgimiento de emprendimientos dinámicos.

En efecto, la «foto» de las condiciones sistémicas 2023 indica que el ecosistema de Antofagasta ha alcanzado un nivel intermedio de desarrollo (60 puntos), ubicándose en la sexta posición del ranking de 17 ecosistemas que participaron como ciudades pioneras en la primera versión del GEIAL. Se destacan, en especial, aspectos tales como la gobernanza y articulación (68 puntos), la cultura emprendedora (65 puntos), la influencia de las políticas públicas (64 puntos) y el rol de las empresas locales en la generación de oportunidades a través de la innovación abierta (64 puntos).

Esta foto se inscribe en una tendencia de evolución positiva del ecosistema (“la película”), exhibiendo avances en distintas variables y fuerzas dinamizadoras. Estos avances se registran principalmente en las acciones que buscan desarrollar la oferta de inversión privada, los nuevos servicios de apoyo a los emprendedores en las iniciativas corporativas de innovación abierta con nuevas empresas, el reciclaje emprendedor hacia nuevos roles en el ecosistema y en la gobernanza. Actualmente, el ecosistema de Antofagasta se ubica en el puesto 8 del ranking del Indicador de Progreso en los Ecosistemas de GEIAL (IPE-Prodem), con un puntaje de 65 puntos. La asignatura pendiente es la falta de avances en nuevas políticas públicas y las normas y regulaciones, aspecto que ya en 2023 se había revelado como un aspecto deficitario.

La segunda parte del informe coloca la lupa en ciertas actividades emprendedoras que podrían ayudar a dinamizar el ecosistema. Tal es el caso del emprendimiento femenino, en donde se destaca la existencia de algunas condiciones favorables para el surgimiento de empresas lideradas por mujeres. Por ejemplo, hay un acceso equitativo a la educación superior en relación con los hombres; modelos de empresarias locales que pueden inspirar a las futuras emprendedoras; y organizaciones de soporte y programas públicos de emprendimiento que han incorporado la perspectiva de género. Sin embargo, ciertas condiciones específicas para el emprendimiento femenino ubican a Antofagasta en un nivel medio-bajo (30 puntos de 100) lo que indica que las mujeres enfrentan mayores dificultades que los hombres a la hora de emprender y también que existen importantes oportunidades de mejora. En primer lugar, las mujeres suelen tener mayores dificultades para dedicarle tiempo al emprendimiento debido a sus mayores compromisos familiares. En segundo lugar, enfrentan mayores barreras para acceder a inversión privada, sumándose a las limitaciones para llegar a posiciones de liderazgo y a niveles de salarios superiores en las organizaciones, lo cual afecta su capacidad de ahorro personal, la fuente de recursos que tienen más a mano los emprendedores. Finalmente, también se identificaron ciertas trabas culturales en el relacionamiento con potenciales clientes y proveedores y con empresarios para obtener información y consejos.

Otro perfil de actividad emprendedora de interés incluido en este reporte es el de las nuevas empresas basadas en ciencia y tecnología (EBCTs). En este punto, Antofagasta se ubica en un nivel medio-bajo (38 puntos de 100), destacándose algunos avances en materia de programas públicos y esfuerzos para vincular a los académicos emprendedores con el resto del ecosistema. No obstante, resta un camino importante por recorrer en cuanto a las reglas e incentivos que rigen la carrera académica y la creación de EBCTs. Las normas y regulaciones, por su parte, siguen siendo un obstáculo, al igual que el acceso a la inversión privada.

Por último, se analizaron las condiciones para el desarrollo de los emprendimientos en base a las oportunidades abiertas por las actividades de las empresas grandes y medianas que buscan innovar colaborando con los emprendedores. En este caso, se ha destacado la existencia de nuevas iniciativas de innovación corporativa con nuevas empresas en los últimos dos años. En efecto,  Antofagasta se ubica en un nivel medio-alto (63 puntos de 100) valorándose positivamente la presencia de nuevas empresas con soluciones innovadoras, aunque ello aún no se traduce en una cultura organizacional innovadora y abierta por parte de las corporaciones, algo que es relevante para que las soluciones innovadoras puedan ser integradas por las éstas últimas.

En resumen, el ecosistema emprendedor de Antofagasta exhibe un nivel de desarrollo intermedio y suficientes evidencias de progresos en la mayoría de sus fuerzas dinamizadoras, lo cual permite tener cierto optimismo respecto a su futuro desarrollo. En tal sentido, este reporte analizó las condiciones para el surgimiento de algunas actividades emprendedoras que potencialmente podrían dinamizar el ecosistema de Antofagasta. Tal es el caso del desarrollo de emprendimientos innovadores en base a la colaboración con empresas medianas y grandes, donde se registran condiciones favorables. No sucede lo mismo en el caso de la creación de EBCTs o de empresas lideradas por mujeres, donde existen desafíos importantes por atender para que los académicos y las mujeres puedan involucrarse en la actividad emprendedora dinámica.